martes, 26 de mayo de 2009

Decisiones Empresariales


Al entrar en una empresa, te das cuenta de que hay normas, estrategias y decisiones que atentan contra los intereses del trabajo que desempeñas. El quid de la cuestión es saber si esas decisiones se han tomado para que el conjunto de la empresa obtenga mayores beneficios que deficiencias en la suma de sus partes. Es decir, a lo mejor, una decisión perjudica enormemente a un área de la empresa pero de ella se obtienen beneficios en el resto de las áreas. En este caso si la suma de los beneficios obtenidos en las áreas afectadas positivamente es superior al perjuicio producido en una de ellas habrá sido una decisión acertada.

Muchas veces no es posible detectar, desde una posición concreta, si las decisiones tomadas por la alta dirección son beneficiosas para el conjunto de la empresa y esto es lo que hace que algunas personas de diferentes áreas estén disgustadas y se sientan decepcionadas por la decisión o estrategia tomada. Es en estos casos yo me pregunto si se ha de concienciar y sensibilizar a las personas perjudicadas de que la decisión que se va a tomar tiene un motivo concreto y va a ser para obtener un bien común. Quizá hasta sea necesario dar un incentivo a estas personas para que sepan que se las tiene en cuenta y que la dirección conoce de primera mano que son las grandes perjudicadas con la decisión tomada.

La gran mayoría de las empresas que conozco no hacen esta labor y en muchos casos, los trabajadores afectados tienen una sensación de que su trabajo no es valorado en la empresa. Esto provoca que esos trabajadores rindan menos, no se identifiquen con los valores y cultura de su empresa, que aparezcan rumores negativos y haya un mal ambiente generalizado en el trabajo.

Desde mi humilde opinión de trabajador que nunca ha formado parte de la dirección considero que cualquier tipo de decisiones que pueden afectar negativamente a los trabajadores de una determinada área (siempre y cuando no se pretenda hacer desaparecer el área en concreto) deben ser los primeros informados y los más sensibilizados con esta decisión. Incluso podría ser beneficioso que alguno de estos trabajadores liderara el cambio de forma que se sintieran mucho más identificados con los valores propagados con la empresa, que forman parte de un todo y que son importantes y valiosos para ella.

Es un hecho que todo cambio en la estrategia o valores de una empresa conlleva un periodo de aclimatación de sus trabajadores. Pero estos periodos podrían acortarse si, antes de producirse el cambio, la dirección considerase las posibles repercusiones de ese cambio y actuase en consecuencia. En muchas empresas, sobre todo en las de mi sector, el activo más importante que tienen es el know-how y la experiencia de sus trabajadores, a veces sólo una parte de ellos y a veces la gran mayoría, pero para mantener este activo en un nivel alto, es necesario que a todos ellos se les valore y se tenga en cuenta y no solo a la parte más importante. Es cierto que no se puede valorar a todos los trabajadores por igual, pero todos ellos deben saber la responsabilidad que tienen en su empresa y conocer las limitaciones de su puesto. No por tener menos responsabilidades, un puesto de trabajo debe ser menos importante.