miércoles, 15 de diciembre de 2010

ANSIEDAD DE VIVIR

Corro sin andar en un mar de primaveras.
Trato de expiar mi culpa sin fronteras.
En los largos días de invierno,
con las penas yo me entierro.

Sin mi ego tratar de erguir.
Totalmente aturdido.
Y con ansias de conseguir,
aquello que he perdido.

¿Por qué torturar el ya enfermizo corazón,
con tanta amargura de aquello
que un día fue demasiado bello
y con las mismas vino y se apagó?

¿Por qué recordar lo que pude hacer y no hice?
Ahora que mi vida es demasiado triste,
cayendo en un bucle de insistente amargura
¿No piensas que esto es una tortura?

Y vuelvo a caer en el mismo error,
que en el pasado ya me sobrevino.
Con tantas piedras que hay en el camino,
tropezar con cada una, mi gran temor

¿Qué hacer para aplacar la ansiedad sempiterna?
¿Cómo gozar de la quietud del difunto?
En esta vida corta, efímera y somera
que hay que aprovechar al mínimo segundo