miércoles, 5 de septiembre de 2007

LA SOLEDAD

Cuando en una pareja se llega a un punto que se crea una relación de interdependencia muy fuerte, se puede llegar a tener graves problemas de adaptación si la pareja se rompe. La soledad se hace, en ese periodo, casi insoportable. Te acusas a ti mismo de tener la culpa de tu situación y no poder hacer nada para remediarlo. Es cuando caes en un pozo sin fondo en el que solamente tú tienes la culpa y evitas relacionarte con la gente por miedo a que te vuelvan a hacer daño. Llega un momento en el que si no haces nada para remediarlo o alguien te saca de la oscuridad entras en una depresión fuerte.

¿Y como salir de esa depresión? Unas veces son los amigos los que te ayudan a darte cuenta de que por ese camino lo único que consigues es destruirte poco a poco. Otras, la ocupación, el estar entretenido la mayor parte del tiempo en cualquier cosa. No pararte a pensar en lo que te duele. Pero al hacer esto último, sólo estás posponiendo el problema, lo estás retrasando y tarde o temprano saldrá a la luz.

No se que será lo más acertado para poder salir de las tinieblas. Lo que sí se es que hay que aceptar la nueva situación en la que te encuentras, intentar recordar tu vida cuando no estabas al lado de la otra persona y saborear los buenos momentos que has vivido con ella sabiendo que todas las nuevas experiencias que puedas vivir pueden ser mejores que las pasadas. Lo nuevo, a veces nos da miedo y nuestro mecanismo de defensa es aferrarnos a lo que teníamos, gran error.

Sin embargo la soledad es un bien necesario para que una persona pueda dedicarse a pensar, a meditar y a realizarse como persona. Poder analizar tu yo, saber que te gusta y que no te gusta de ti, para poder cambiarlo y luchar por ello. Saber dónde quieres llegar y cuáles son tus objetivos, porque éstos cambian a medida que va pasando el tiempo. Es importante tener tus ratos de soledad simplemente para desahogarte del mundo en que vives. Todos tenemos nuestras fantasías, nuestro mundo irreal y utópico que se encuentra solo en nuestro interior y nos pertenece únicamente a nosotros mismos. Y de vez en cuando es imprescindible viajar hasta allí para poder considerarte el rey de tu mundo, la persona más importante, el protagonista. Es en ese mundo donde nos sentimos más cómodos y a gusto con nosotros mismos. Sin embargo no conviene abusar de esos viajes porque podríamos confundir nuestra utopía con el mundo real, como le pasó al ilustre caballero de la Triste Figura. Está en nuestra mano moderar nuestra consciencia y saber diferenciar lo real de lo imaginado por nosotros. Aunque parezca imposible hay muchos aspectos de la vida cotidiana que la persona interpreta como si fueran de su mundo irreal y puede fácilmente equivocarse en su interpretación dando lugar a conflictos y desilusiones que llevan a caer en la depresión.

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